Nombre: Valkyrie
Año: 2008
Origen: Estados Unidos
Director: Bryan Singer
Reparto: Tom Cruise, Kenneth Branagh, Bill
Nighy y Terence Stamp
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Supongamos que Adolf Hitler no es
el protagonista principal de la historia del Siglo XX, el gran malvado que se
lleva toda nuestra atención, al que le dedican nuevas investigaciones ridículas
cada año, y más documentales y que todavía se discute su influencia en las
instituciones educativas como si estuviese aún presente. Quizás sea posible
imaginar que la segunda guerra mundial se haya dado como una lucha no entre
naciones, sino entre intereses económicos, prescindiendo de los nombres propios
y los locos mesiánicos que quieren quemar niños para hacer jabones y
smartphones. Este manera de observar la historia –que algunos condenarían por
ser muy fría- nos serviría para
entender mejor en qué se ha equivocado la humanidad, y sobre todo, en que se ha
equivocado Bryan Singer al dirigir Valkiria.
Valkiria nos plantea una nueva mirada del nazismo, aunque a decir
verdad, “toda novedad no es sino olvido”, como sentenció Salomón. Es el negocio
al que se aferran todos los historiadores modernos; no el analizar la historia
de acuerdo a sus propias convicciones, sino en “descubrir” algún hecho o persona
que nadie había escuchado antes. Y con esa consigna aparecen publicaciones tan
poco interesantes como “Fanny: La mucama de Borges”, “Freda: La secretaria de
Los Beatles”, “Marlene: la prima de Eva Braun” (estos tres son reales, aunque
parezca chiste), que no aportan nada nuevo a lo que es interesante saber, y
desvían la atención a personajes terciarios, pero con un lindo diseño de tapa,
o una buena edición de sonido, se vuelven comercialmente exitosos.
En este esquema encaja Valkiria,
que plantea el nazismo visto desde el lado de los alemanes traidores al
régimen. El coronel Claus von Stauffenberg (Tom Cruise), un escéptico de los
planes de Hitler, es ascendido luego de haber participado en una batalla en la
que pierde el ojo y una mano. Ya como burócrata de escritorio, se pone al
frente de una logia destinada a derrocarlo. Falsifican el plan de emergencia
nacional llamado Valkiria (una escena vergonzosa, donde personifican a Hitler
como un idiota al que engañan hablándole de Wagner) y le plantan una bomba al
Fhürer. Pero éste sobrevive, el golpe de Estado fracasa, Hitler fusila a los
traidores y fin.
Entonces imaginemos que Hitler no
es el malo de la película, sino que el malo es Tom Cruise, que a fin de cuentas
fue el traidor que fracasó en su intento golpista. Imaginemos que fue el mismo
Hitler el que mandó a filmar Valkiria para demostrarle a su pueblo alemán lo
que él hace con los traidores al régimen, y cómo hace para mantener vivo al
Tercer Reich. Esto es lo que generó Bryan Singer, una película que en su
intento rebuscado de ser “anti” termina siendo funcional a aquello que denosta.
Me quedo con Noche y Niebla.
Esta película es un TRES.