
Título original: Spellbound
Año: 1945
Director: Alfred Hitchcock
Intérpretes: Gregory Peck, Ingrid Bergman
No me agradan las psicólogas. Ellas creen que lo entienden todo, que todo tiene una explicación lógica. Hablan de más y escuchan de más. Creen que te conocen de antemano y te dicen “¿Vos sos el típico pibe canchero que anda con un montón de chicas, no?” Sí, nena, obvio...
Las psicólogas son peligrosas, porque saben lo que otras mujeres hacen por intuición. Por ejemplo, que el abuso sistemático en las comidas luego de una ruptura amorosa puede ser una pulsión que intente sublimar la figura del pene. Y como lo saben, creen que pueden controlarlo. Pero son mujeres: y las mujeres no controlan nada excepto a los hombres. Entonces se vuelven gordas adictas a la nicotina que tienen hijos llamados Sigmundo o Napoleón, y que empiezan a toman falopa a partir de los 14 años.
La mujer es de naturaleza salvaje: es el raciocinio el que mata la belleza. Y una psicóloga, cuando tiene sexo, está pensando y te está observando. Es como sentirse violado.
Aquí quiero hacer un paréntesis y exponer mi idea del sexo, que surge a partir de esta genial frase de Woody Allen: “el sexo es sucio sólo cuando está bien hecho”.
¿Por qué algunas mujeres esperan a la tercera cita para tener sexo, por qué incluso esperan a una quinta para meterse nuestro pene en la boca? Juro que ni mis intenciones, ni mi carácter, ni mi higiene personal va a cambiar en apenas dos semanas. Si soy un hijo de puta, lo voy a seguir siendo. Aquella idea de que la espera incrementa el deseo puede que sea cierta, pero hay que asegurarse que la satisfacción sea acorde a lo deseado. Porque a ningún hombre le gustaría esperar un mes para acostarse con una chica y volver a su casa diciendo: “esperé como un idiota todo este tiempo para un misionero con las luces apagadas?”. No chicas: si quieren enamorar a su hombre, sean unas verdaderas salvajes in the sack. Olvídense de lo que aprendieron en la Para Ti, en las telenovelas de Cris Morena, de su escuela y su mamá y tengan sexo como la puta biblia lo manda. Porque el sexo debe hacerse cuando se sienta, no cuando “se crea correcto”.
-ds, este es un blog de cine. ¿Qué onda, man?
-Voy.
Spellbound es una especie de policial negro, pero en vez de detectives hay psicoanalistas. Seguramente, un psicoanalista diría que esta peli es basura, porque hace una interpretación muy inocente de las teorías freudianas. Aquí la mente está representada como un rompecabezas que se puede ir armando de acuerdo a cómo avanza el guión, donde cada pieza encaja perfectamente. Gregory Peck sufre amnesia y cree haber asesinado a un hombre. Pero su enamorada, la psicóloga Ingrid Bergman, va interpretando sus sueños como si fuesen un mensaje oculto para llegar a la verdad. Es un poco gracioso, pero Spellbound tiene algo que la convierte en una película brillante: tiene instituto, corazón y amor por el cine.
Eso es algo que los psicólogos nunca entenderán.
Esta película es un SIETE.