lunes, 28 de septiembre de 2009

EL SUEÑO DEL PERRO, DE PAULO PÉCORA


Título: El sueño del perro (2008)

Origen: Argentina

Director: Paulo Pécora

Intérpretes: Guillermo Angelelli, Mónica Lairana


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Humilde festival de cine, 20 hs. El fantasma de G.G., dos amigas de éste, y yo, entramos en una improvisada sala de cine con la promesa de ver una buena película. Es el caso de “El sueño del Perro”, de Paulo Pécora. Ya había tenido y perdido la oportunidad de verla en otros festivales y muestras, a veces por ofertas más suculentas, a veces por falta de ganas.

Muchas veces desde entonces la había escuchado nombrar, por curadores, atrás de paredes finas y anónimas del Instituto de Cine, por organizadores de diversos festivales. Y siempre lo mismo. La misma puta frase suelta y vacía: “Es muy buena.” Y yo, desde mi inocencia, me preguntaba para mis adentros por qué nunca obtenía una reseña un poco más elaborada de la película. Para las 20:15 hs mi pregunta ya tenía respuesta.

Pécora apela al recurso más triste posible: la ambigüedad extrema, logrando una película inútil y profundamente aburrida. Y el tiempo se sucede. Y la parejita de novios en la fila delante de la mía se mira con sonrisas cómplices. Y yo pienso: “Estos se van a poner a garchar…”, pero no. Se están riendo de la película. Y claro. Pécora pone un personaje barbudo con un traje anacrónico en el puto delta, plantea un montaje “fragmentado” (su subterfugio recae en la arbitraria teoría de que los sueños SON fragmentados. G.G., perplejo, me pregunta: ¿Por qué? ¡Uno no puede soñar linealmente!), con tiempos internos injustificadamente largos y cree que nos va a engañar.

La mierda ésta lleva noventa insoportables minutos. La butaca, que está a la altura de la situación, me parte la espalda. Aunque quisieran, los tórtolos, no podrían consumar su pasión en estos objetos de tortura. El personaje se junta con el pendejo que estuvo revoloteando sin sentido por casi todo el metraje (uuuhh… claaaaro… representa al hijo que perdió….) y con el perro (que tiene más salidas a fuera de campo que Lassie cuando el pequeño Timmy cae a un pozo) y suben a un bote, y recorren el delta. Es la imagen del afiche, y la música (olvidable) ensaya un crescendo, y yo pienso que la tortura terminó por fin, solo para darme cuenta que quedan veinte minutos más de esta película insostenible. Los novios, adelante, caen en el mismo chasco y se tientan.

Ya afuera comienza el inevitable debate, mientras los feligreses se retiran cabizbajos, casi escondidos en sus ropas, como si salieran de un cine porno-gay. G.G. me mira en silencio. Sus dos amigas también. Yo rompo el hielo: “Flor de poronga” (risas). Y la rubia me regala las primeras luces del remate de esta crítica. “Yo no entiendo nada de cine” dice, “si no fuera por ustedes pensaría que me perdí de algo, que soy poco inteligente”. Todos nos reímos. G.G., indignado con todos los que ponen a esta clase de película en el foco de la discusión, expone una gran verdad: la gente es cagona y boluda, tiene miedo de quedarse afuera de una fiesta y sólo repite lo que le dicen sin priorizar sus propias opiniones. Les alcanza con que la banque la FUC (motor del cine malo de los últimos laaaargos años), Signis y TyPA.

Entonces comenzamos el éxodo hacia lugares más felices. Cerca de la puerta el presidente del festival nos saluda, y nos pregunta qué vimos. “El sueño del perro”, respondemos al unísono. “Muy buena”, responde él.

Sin palabras.

jueves, 24 de septiembre de 2009

EL LADO OSCURO DE LA FAMA



NUEVE SEMANAS Y MEDIA DESPUÉS…




miércoles, 23 de septiembre de 2009

ADVENTURELAND, DE GREG MOTTOLA

Título: Adventureland (2009)

Director: Greg Mottola

Intérpretes: Jesse Eisenberg, Kirsten Stewart

Música: Yo La Tengo

Sinopsis: Un virgen de 23 años debe conseguirse un trabajo para poder pagar sus estudios universitarios, ya que sus padres –fríos y conservadores- no planean ayudarlo. Empieza a trabajar en un parque de diversiones llamado Adventureland, donde hace amigos nuevos y dos mujeres hermosas se le tiran encima.

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Esta película tiene todo para que nos sintamos identificados con ella: música de Yo La Tengo, apología constante a la marihuana y mujeres hermosas que se rinden ante la inteligencia y sensibilidad del protagonista. Como estrategia de marketing viene excelente.

Sin embargo, todo me hace suponer que Mottola perdió su virginidad con una gorda en el asiento trasero de un auto y que esta película es su forma de redimir aquella experiencia. Veamos.

-Está ambientada en 1987, año en que el director tenía 23 años (la misma que el protagonista)

-El protagonista es virgen.

-Todos los personajes saben quién es Lou Reed.

-La chica de la que se enamora es hermosa, tiene onda, escucha buena música y ya tiene unas cuantas experiencias sexuales. Se siente atraída por la inocencia y sensibilidad del protagonista.

Tantos años moviéndome dentro del universo indie me han brindado el conocimiento suficiente para afirmar que no existen las mujeres hermosas que escuchen a Lou Reed, y si las hay, algo malo suelen tener.

Pero una vez que aceptamos este universo tan ideal que ha creado Mottola, sólo nos queda sentarnos a ver la película, en la que todo ya es tan bueno que no hace falta ni siquiera una trama. Pero algo tiene que pasar, y ahí entra el elemento de moda en el cine: LA HISTERIA, es así como Adeventureland se transforma en una película de Meg Ryan destinada al público masculino.

En el viejo Hollywood, cuando un hombre conocía una chica, se casaba. Las cosas eran bastante simples. Hoy en día se puede hacer toda una película a partir del nacimiento de una relación. Que sí, que no, que no estoy preparado para compromisos, que no quise decir eso, que quisiera besarte, que soy muy sensible y todo es muy complicado. Es tanto el histeriqueo en pantalla que dan ganas de llamarse una puta y al diablo con el amor.