martes, 29 de noviembre de 2011

CUENTAME TU VIDA, DE ALFRED HITCHCOK




Título original: Spellbound

Año: 1945

Director: Alfred Hitchcock

Intérpretes: Gregory Peck, Ingrid Bergman

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No me agradan las psicólogas. Ellas creen que lo entienden todo, que todo tiene una explicación lógica. Hablan de más y escuchan de más. Creen que te conocen de antemano y te dicen “¿Vos sos el típico pibe canchero que anda con un montón de chicas, no?” Sí, nena, obvio...

Las psicólogas son peligrosas, porque saben lo que otras mujeres hacen por intuición. Por ejemplo, que el abuso sistemático en las comidas luego de una ruptura amorosa puede ser una pulsión que intente sublimar la figura del pene. Y como lo saben, creen que pueden controlarlo. Pero son mujeres: y las mujeres no controlan nada excepto a los hombres. Entonces se vuelven gordas adictas a la nicotina que tienen hijos llamados Sigmundo o Napoleón, y que empiezan a toman falopa a partir de los 14 años.

La mujer es de naturaleza salvaje: es el raciocinio el que mata la belleza. Y una psicóloga, cuando tiene sexo, está pensando y te está observando. Es como sentirse violado.

Aquí quiero hacer un paréntesis y exponer mi idea del sexo, que surge a partir de esta genial frase de Woody Allen: “el sexo es sucio sólo cuando está bien hecho”.

¿Por qué algunas mujeres esperan a la tercera cita para tener sexo, por qué incluso esperan a una quinta para meterse nuestro pene en la boca? Juro que ni mis intenciones, ni mi carácter, ni mi higiene personal va a cambiar en apenas dos semanas. Si soy un hijo de puta, lo voy a seguir siendo. Aquella idea de que la espera incrementa el deseo puede que sea cierta, pero hay que asegurarse que la satisfacción sea acorde a lo deseado. Porque a ningún hombre le gustaría esperar un mes para acostarse con una chica y volver a su casa diciendo: “esperé como un idiota todo este tiempo para un misionero con las luces apagadas?”. No chicas: si quieren enamorar a su hombre, sean unas verdaderas salvajes in the sack. Olvídense de lo que aprendieron en la Para Ti, en las telenovelas de Cris Morena, de su escuela y su mamá y tengan sexo como la puta biblia lo manda. Porque el sexo debe hacerse cuando se sienta, no cuando “se crea correcto”.

-ds, este es un blog de cine. ¿Qué onda, man?

-Voy.

Spellbound es una especie de policial negro, pero en vez de detectives hay psicoanalistas. Seguramente, un psicoanalista diría que esta peli es basura, porque hace una interpretación muy inocente de las teorías freudianas. Aquí la mente está representada como un rompecabezas que se puede ir armando de acuerdo a cómo avanza el guión, donde cada pieza encaja perfectamente. Gregory Peck sufre amnesia y cree haber asesinado a un hombre. Pero su enamorada, la psicóloga Ingrid Bergman, va interpretando sus sueños como si fuesen un mensaje oculto para llegar a la verdad. Es un poco gracioso, pero Spellbound tiene algo que la convierte en una película brillante: tiene instituto, corazón y amor por el cine.

Eso es algo que los psicólogos nunca entenderán.

Esta película es un SIETE.


jueves, 3 de noviembre de 2011

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE, DE JACK ARNOLD


Origen: Estados Unidos

Año: 1957

Director: Jack Arnold

Intérpretes: Grant Williams, Randy Stuart, April Kent

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Un amigo no es el que te llama para tu cumpleaños, sino el que te manda un mensaje para recomendarte The Incredible Shrinking Man.

-Me gustó esa frase ds, la puedo retwittear?

-No.

Esta película se trata del hombre moderno y de la mujer moderna, representados con un simbolismo tan visible como correcto: el empequeñecimiento del macho y la consecuente ignonimia de ser el hazmerreír de la sociedad ante el fenómeno de la liberación femenina.

Todo está perfectamente explicado en la primera escena. El tipo le dice a su esposa: "¿Querida me traes una cerveza?" Y ella, la muy puta, en vez de levantarse de un salto y volver con un six-pack y un consolador, levanta la ceja y responde: "no". Él intenta negociar, le hace unas caricias para ablandarla, pero es en vano. Al final dice "ok querida, vos traes la cerveza ahora y yo hago la cena a la noche". Lo consigue y se pone contento. Qué iluso.

Después llega la trama: una nube radioactiva pasa por encima del tipo y comienza a encogerse de a poco, en un proceso lento y desgastante. El hombre, claro, se siente un fenómeno de circo, se encierra y no quiere salir. Se la pasa gritándole a su mujer, pero de nada sirve: ella ya no lo puede entender. "El Scott que conociste tenía una forma de ser, un sentido del humor y una estatura; todo eso está por cambiar". Ahora el que cambia es el hombre, que ya no tolera en lo que se convirtió, y se escapa por la calle. Amargado, conoce una enana de circo que le enseña que "el cielo es igual de azul para nosotros", pero "las cavilaciones metafísicas no importan cuando medís 93 centímetros", se dice, mientras sigue encogiendo.

El desenlace es aún más emocionante: el tipo ahora mide dos centímetros y está perdido en su sótano, luchando contra una tarántula, contra un gato, tratando de no morir en una ratonera. Está solo contra el mundo. Solo en la inmensidad del universo, pero se tiene a sí mismo, tiene la fuerza del espíritu. "Ahora tengo que pensar en sobrevivir", se dice. Scott es Zaratustra. Ahora puede morir en paz. Fin.

Moraleja: A la mínima de cambio, golpea a la muy puta y te obedecerá.

ESTA PELÍCULA ES UN OCHO

CARLOS, DE OLIVIER ASSAYAS


Origen: Francia

Año: 2010

Intérpretes: Édgar Ramírez, Alexander Scheer, Nora von Waldstätten

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A pesar de las injustificadísimas tres horas que dura esta peli. A pesar que por muchos momentos parece una telenovela mexicana. Y que los terroristas talibanes estén interpretados por latinos que hablan inglés. Y que la banda de sonido incluya a Wire y La Portuaria (¿?), sí encontré algunos rasgos a destacar de Carlos.

-¿De qué hablás, ds? Es una basura.

-Silencio: estoy inspirado.

Estamos en la época de Los Indignados. De jóvenes del primer mundo cansados de la mentira de sus gobiernos, de los medios de comunicación, de la injusticia en los contratos de trabajo, de ser siempre igual de mediocres. Pero ellos no quieren derrocar al Imperio, sino ser incluidos en él, y así comprarse una casa, un seguro de vida y una ampliación mamaria para su puta novia. No tienen los huevos suficientes para pegarle un tiro a Sarkozy, pero sí mucho ingenio para escribir carteles y generar trender topics en Twitter.

Les hace falta un líder, un guerrero, un demente con una granada. Y como no lo tienen, lo buscan en el cine. Entonces ha comenzado este revisionismo hacia la figura del terrorista. No la del árabe que vive entre cabras y metralletas. Sino del pibe burgués de ciudad en contra de la burguesía que es tan lindo y tan salvaje que las chichis mueren por entregarle su conchita mojada. Ya hicieron varias pelis sobre el Che: faltaba una de Carlos.

Como todo guerrillero, a Carlos no lo mueve la fuerza de sus ideales, sino el placer por la violencia y el respeto por las armas. Es un asesino frío y despiadado. Si hay que fusilar, fusila. Así son las reglas de la guerra.

Pero la guerra se acaba, y Carlos queda a mitad de camino. Un guerrillero sin guerra es como un diseñador de interiores en una crisis económica: nadie los necesita. Y mientras el mundo se encamina hacia un proceso de paz, Carlos empieza la guerra contra sí mismo, contra su espíritu belicoso, contra la necesidad de eliminar. Se vuelve obeso, codicioso, adicto a su cuerpo. Se acuesta con las mujeres de sus amigos. Se vende por viyuya. Y termina de la peor manera que puede terminar un guerrero: vivo, en prisión, siendo burlado por la historia y por un director de cine que hizo una película de mierda sobre tu vida.

La gloria es para aquellos que dejan todo, incluso su vida.

Indignado soy yo, que no tengo sexo hace dos meses.

ESTA PELÍCULA ES UN CUATRO