martes, 21 de octubre de 2014

EL SOBREVIVIENTE, DE PETER BERG




Título original: Lone Survivor
Año: 2013
Origen: Estados Unidos
Reparto: Mark Wahlberg, Taylor Kitsch, Emile Hirsch, Ben Foster y Eric Bana

***

¿Por qué después de tres años retomo este maravilloso blog, y elijo como excusa una película tan mediocre como “El Sobreviviente” para reanudar mi muy oxidada escritura? No les importa. El caso es que vuelvo, no sé si para quedarme, quizás sólo para sacarme las ganas de hablar de algo, de lo que sea, de arte, de la vida y la muerte, de una película berreta bien hecha donde no hay una sola mujer protagonista a la cual admirar.

El Sobreviviente trata de un grupo de soldados americanos que son entrenados para soportar todo tipo de dolor físico. Ya graduados, esos soldados están en Afganistan y tienen que matar a los malos, que son un grupo de afganos. Cualquier autor de ficción jamás podría pensar en una historia donde el ocupante en el país extranjero sea el bueno y el que defiende su país sea el malo. Pero esto no es ficción: es una historia basada en la vida real. Así de ilógico es todo.

Sigamos con la peli: cuando los soldados van en una misión a matar un grupo de afganos talibanes, se encuentran en el camino con un pastor y sus dos hijos. Allí entran en la disyuntiva: matarlos o no. Si los matan, ellos creen que van a salir en la CNN como asesinos, que no podrán ocultar esa ignominia. Entonces deciden liberarlos, con lo cual develan su posición ante los talibanes, que durante la hora y media que dura la película acribillan a balazos a este grupo de yanquis tan bonitos y musculosos y bien entrenados y dispuestos a morir por el tío Sam. El único sobreviviente, claro, es Mark Wahlberg, que al final recibe ayuda de una familia afgana muy buena y así Wallberg comprende que hay árabes buenos y árabes malos. Fin de esta puta mierda.

Lo único que justifica a los Estados Unidos es su capacidad de hacer bien las cosas. Porque si además de ser un país que destruye y hunde a otras naciones, que las somete económicamente y  que les aplica la política del garrote, si además de todo eso hicieran malas películas, no podrían ser la gran potencia mundial en que se han convertido. El caso es que han encontrado el mecanismo para hacer del horror algo visualmente agradable, como lo hicieron en su momento los nazis. Porque tiene buen suspenso, y buen sonido, y buenos actores, y por eso uno acepta ver esta aberración al sentido común durante dos horas en Netflix y pasar un buen rato en familia.


PUNTUACIÓN: CINCO

No hay comentarios: